LA AUTODISCIPLINA

14.04.2015 07:48

Por: Carola Pozo Cortez

 

El primer regalo que los padres pueden hacerle a su hijo es el amor y el segundo tan importante como el anterior es la disciplina. Un niño tiene seguridad a través de la disciplina y esta es tan fundamental como el amor que se transmita, porque sin disciplina los límites no existen.

Pero ¿que es disciplinar?

Disciplinar es enseñar, no castigar y no cabe otro sinónimo ni equívoco, como algunas veces suelen los padres aplicar. Ahora bien, la disciplina, entiéndase bien; no se logra en forma acelerada, esta requiere paciencia y repetición.

El trabajo de los padres tomará muchos años ya que inculcar el autocontrol en el niño deberá ser su mayor objetivo que a la larga será visible en el autocontrol que el niño ejerza sobre si mismo.

Cuando empezar a disciplinar

Se establecen límites ya en los primeros años de vida del niño. Con amabilidad y amor le están ayudando a generar los patrones internos que son necesarios en la vida y aunque no se crea, la disciplina se enseña mucho antes de lo que pensamos y aunque sea redundante recalcar: en los primeros días de vida del bebé.

Muchas veces los padres no saben cuando decir "NO". A los pocos meses de vida, un bebé sabe que está haciendo algo incorrecto, pero, claro a este, no le importa mucho, hasta que los padres reaccionen y apliquen el límite correspondiente.

Es necesario recalcar que no es suficiente darle todo lo que necesita y protegerlo del entorno. Se hace necesario limitar los deseos del niño y protegerlo de sí mismo.

Para un desarrollo sano, es importante aplicar disciplina, decir "NO" aunque no sea del agrado del niño.  Su aflicción no será menor a la de los padres, pero deberan tolerar con firmesa la rabieta que ocasione un  "NO" .

Detrás de la disciplina que ofrezcamos a nuestros hijos, estan presentes nuestras propias creencias referentes a lo que ellos pueden hacer, nuestros sueños acerca de quiénes serán en el futuro y nuestros deseos y miedos sobre el mundo para el que los estamos preparando.

Debemos tener la certeza de que nuestros esfuerzos por criar niños "bien educados" serán juzgados por los  demás y recordemos siempre que:

"Nuestros hijos son el reflejo de la casa"